De un tiempo a esta parte muchos profesionales sanitarios hablan de los beneficios a nivel físico, emocional, social y cognitivo de las terapias con animales. Estas terapias aportan estímulos que favorecen la interacción social en los grupos y son una fuente de canalización de emociones positivas.

Historia de la terapia con animales

Existen datos que confirman que ya en la antigua Grecia se utilizaban los paseos en caballo como método para subir el ánimo de las personas. Con esta misma filosofía en los años 40 en EEUU comenzaron a utilizar animales para mejorar la evolución y el estado anímico de los niños hospitalizados, comenzando en esta época a abrir las primeras granjas  para la reeducación de niños y jóvenes con trastornos del comportamiento mediante el trabajo con animales.   Pero no es hasta 1970 cuando se empieza a utilizar la palabra terapia para referirse a estos nuevos métodos de tratamiento, y no es hasta el momento actual que las terapias con animales se han profesionalizado demostrando así un beneficio real en su práctica clínica.

Por ello en MANAVA hemos querido conocer a profesionales de la salud especializados en este tipo de terapias para llevar a cabo en nuestro centro sesiones de estimulación, que consisten en la incorporación de animales a las sesiones terapéuticas. Para el paciente estos animales interactúan de una manera espontánea, aunque en realidad todas sus tareas están orientadas con un fin terapéutico, y están siendo guiadas por el equipo humano multidisciplinar especializado en terapias animales (psicólogas, trabajadoras sociales, terapeutas ocupacionales, etc.).

Los beneficios que se obtienen en las terapias con animales son múltiples:

Motiva la actividad física

– Mejora la movilidad y la motricidad voluntaria

– Aumenta los niveles de atención y conexión con el entorno

– Mejora la predisposición a la comunicación.

– Los sentimientos de soledad y aislamiento disminuyen, al igual que la presión arterial, mejorando el estado de ánimo y confianza.

El hecho de que el animal sea un ser que aporta cariño sin juicio previo de la persona, favorece que los pacientes le acepten desde el principio y sirva como facilitador social, aumentando la interacción social con residentes, cuidadores, equipo de terapeutas y sus propios compañeros. Además el hecho de ser un ser vivo aporta muchos estímulos sensoriales como calor, olores, texturas (pelo), etc. que favorece las experiencias sensoriales, lo cual se traduce en una mejor conexión con el entorno, y mayor interés por este.

En MANAVA siempre apostamos por las terapias no farmacológicas que puedan ayudar a nuestros usuarios, por ello estamos encantados de presentaros a nuestros nuevos colegas caninos, con ellos usuarios y terapeutas disfrutamos un poco más del día a día.

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