El propósito principal de la realización de ejercicio físico es garantizar la autonomía e independencia de la persona. Por ello destacamos los beneficios que la terapia física aporta al paciente de edad avanzada. Se puede realizar en centros deportivos, centros dedicados a la promoción de la salud y centros de fisioterapia especializados en prescripción de ejercicio terapéutico. Así mismo es importante seguir una rutina de ejercicios a nivel domiciliario, bien para completar la actividad realizada fuera de casa o por la imposibilidad de acudir a dichos centros especializados.

Fisioterapia para mayores a domicilio

Entre los beneficios físicos se encuentran:

  •  Aumento de fuerza muscular
  •  Mejora del equilibrio y propiocepción
  • Conseguir un mayor rango articular
  • Reducción del dolor asociado a las diferentes patologías
  • Mejora de la circulación
  • Incremento de la capacidad pulmonar

Los beneficios también son de carácter neuropsicológico, con una mejoría significativa en el patrón de sueño y un descenso en la incidencia de procesos depresivos.
La prescripción de ejercicio físico en esta etapa de la vida consistirá en la realización de ejercicio aeróbico, así como de flexibilidad y fortalecimiento muscular. Esta prescripción será individualizada y supervisada por un profesional debido a la posible presencia de enfermedades o procesos que puedan limitar dicha actividad.

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Tipos de ejercicios

1. Aeróbicos. Mejora la capacidad cardiovascular, disminuye la tensión arterial y contribuye a descender los niveles tanto de glucosa como de colesterol. Se recomienda su realización al menos cinco veces por semana con una duración de unos 20 a 60 minutos por sesión. Caminar y nadar son ejemplos de este tipo de ejercicio.
2. Fortalecimiento muscular. Mejoran el metabolismo, previenen la osteoporosis y mejoran los síntomas de la artrosis. Se recomienda realizar estos ejercicios de 2 a 3 veces por semana. Deben realizarse de forma gradual y progresiva, aumentando el peso con el que trabajamos, que, en ningún caso debe provocar dolor o molestia alguna. Podemos ayudarnos de pesas o mancuernas, gomas elásticas, etc.
3. Equilibrio. Ejercicios para mejorar la propiocepción y el equilibrio tanto en bipedestación como durante la marcha. Disminuyen la posibilidad de sufrir caídas con el consecuente impacto que tendría en su día a día. Algunos ejemplos son: caminar de puntillas, de talones, transferencia de cargas, etc.
4. Flexibilidad. Una mayor flexibilidad y amplitud articular ayuda a mantener las actividades de la vida diaria, y, con ello la autonomía. Los estiramientos deben mantenerse un mínimo de 20 segundos para que exista una elongación en el músculo que estamos estirando.

Además de estos cuatro tipos de ejercicio se puede realizar la práctica de algún deporte, ya que une todos los beneficios de las categorías anteriores. Para poder realizarlo es importante haber tenido alguna experiencia previa y estar en una buena condición de salud para poder realizarlo sin peligro. Fomenta la participación y la socialización del paciente.
Por todo lo descrito anteriormente es fundamental la realización de ejercicio adaptado en todas las etapas de la vida, para preservar tanto nuestra salud física como la neuropsicológica.

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