La comunicación es una de las conductas clave tanto de los seres humanos como de muchos animales. En nuestro caso, la comunicación verbal es la que nos ayuda a manejarnos en el mundo socialmente hablando. Sin embargo, cuando aparecen problemas neurodegenerativos, esta comunicación se ve alterada. La alteración puede aparecer a varios niveles.

Si hablamos de comprensión, es posible que la persona afectada parezca que no acaba de entender lo que le decimos, que no nos hace caso, que no nos escucha incluso. Y, en cierta manera puede que sea así. Son muchos los factores que debemos tener en cuenta cuando nos comunicamos con una persona con deterioro cognitivo: ¿usa gafas? De ser así, ¿la graduación está bien ajustada? Si la graduación no está bien ajustada, puede que no nos vea bien y no se de cuenta de que le estamos hablando directamente.

Pero ¿y el oído?, ¿nos escucha bien? Si usa audífonos, estos deben estar bien calibrados, porque, de no ser así, es posible que no nos escuche y por eso no nos conteste. Por otro lado, el deterioro cognitivo hace que la velocidad de procesamiento sea más lenta, que puedan aparecer problemas atencionales, que no almacene (memorice) bien la información, etc. Todo ello hace que la comunicación, en este caso a nivel comprensivo, se vea alterada.

Si hablamos de producción, es decir, cuando nos contestan o cuando nos hablan de forma espontánea, podemos advertir que nos repiten las cosas, que cambian algunas palabras, que dan vueltas en torno a un tema para decir algo sin terminar de decir esa palabra concreta, usan palabras genéricas para referirse a algo (chisme, trasto) etc. Son todo problemas que se asocian a los problemas de comunicación que aparecen cuando hay deterioro cognitivo. También pueden comunicarse con formas no verbales: se van de la habitación, dan golpes, lloran, gritan. Son manifestaciones motoras de la frustración por no poder comunicarse adecuadamente.

Consejos para comunicarnos con una persona con deterioro cognitivo

  • Significación. Una de las partes más importantes de la comunicación es cuando sentimos que somos escuchados y que nuestro mensaje es entendido. En este sentido, cuando nos comuniquemos con personas con deterioro, como con cualquier otra persona, es importante que pongamos atención y hagamos alguna devolución de la información que nos han dado, es decir, que ellos sientan que hemos procesado su mensaje y los hemos atendido. “ah, te refieres a cuando el otro día fuimos a ese parque, te gustó, ¿verdad? A mi también”.

  • Paciencia: Es posible que su velocidad de procesamiento sea más lenta o que su capacidad atencional no les permita atender bien a lo que les decimos. También es posible que, por problemas de memoria, no almacenen bien el mensaje y nos vuelvan a preguntar. En este caso, es importante, por nuestra parte, que tengamos paciencia y vayamos adaptando nuestro mensaje a lo que vamos observando que atienden y lo que no, lo que procesan y lo que no.
  • Contacto visual. Siempre será más sencillo que nos atiendan y procesen bien nuestro mensaje si eliminamos distractores (ruidos, televisión, niños gritando, ) y si antes de emitir nuestro mensaje nos situamos delante, llamamos por su nombre y nos aseguramos de tener su atención. De esta forma, facilitamos que sus capacidades estén en ese momento concentradas en nosotros. Si pasamos por detrás o por un lado y les decimos algo corriendo, es posible que no sepan de donde viene esa voz y si les habla o no a ellos.
  • Concisión. Es mejor que nuestro mensaje se base en frases cortas y concisas, así como las respuestas que se soliciten. Siempre será más sencillo que contesten con respuestas cortas como si y no o si tienen varias opciones entre las que “¿quieres manzana o plátano de postre?” antes que “¿qué quieres de postre?”
  • Mensaje directo: Intentaremos no usar sarcasmos, dobles sentidos, ironías, etc. Podemos usar el humor, pero siempre teniendo en cuenta que cuando más complicado de comprender sea nuestro mensaje, menos probabilidades de obtener una respuesta certera tenemos.
  • Repetir: Las veces que haga falta. En ocasiones, ellos nos repetirán las cosas muchas veces, pues no recordarán que ya nos lo habían preguntado. Sin embargo, en otras ocasiones, necesitaremos ser nosotros quien es repitamos el mensaje varias veces, a fin de que lo puedan atender y procesar para poder contestarnos correctamente.
  • Empatía. Finalmente, es importante que seamos conscientes de que si ellos pudieran nos atenderían como de costumbre y nos hablarían como de costumbre, pero que, al aparecer la enfermedad, esa capacidad ya no se conserva igual y que no se comunican como lo hacían por el deterioro y no porque no quieran en este caso seremos nosotros los que mostraremos toda la empatía que ellos no podrán tener.

En definitiva, siguiendo estos consejos y todas aquellas modificaciones que veamos que funcionan con nuestro familiar para comprenda el mensaje que queremos enviarle y para que nosotros comprendamos lo que quiere decirnos, conseguiremos minimizar los problemas asociados al hecho de no tener una comunicación adecuada.

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