El entorno que nos rodea está repleto de demandas y estimulación. Constantemente nos llega información por los sentidos, especialmente por la vista y el oído, pero también por el olfato y el tacto y, en menor medida, por el gusto.

También nos llega información de nuestro interior, cuando aparecen pensamientos, emociones o sensaciones físicas. Toda esa información consume recursos atencionales, ya sea de forma consciente o inconsciente, lo cual puede llegar a provocarnos fatiga si no gestionamos correctamente aquello a lo que atendemos. Pero, ¿Qué significa gestionar bien? Aquí entran en juego las funciones ejecutivas.

¿Qué son las funciones ejecutivas?

Son una serie de procesos cognitivos que nos ayudan a trabajar con toda esa información en nuestro día a día. Con “gestionar” nos referimos a categorizar, estimar tiempos, hacer nuestras tareas diarias secuenciándolas (es decir, haciéndolas paso a paso), planificando como, cuando, con quién y para qué vamos a hacer algo, inhibiendo aquellos estímulos que no nos son relevantes para focalizarnos en los que si lo son, etc. De este modo, conseguimos realizar todas las tareas de nuestra jornada de una forma eficaz, sin sentirnos desbordados y con la sensación de haberlo hecho correctamente.

Por un momento, vamos a pensar en todas las cosas que tenemos pensado hacer o que tenemos agendadas para esta semana. Es posible que haya un horario de trabajo que cumplir, unos niños que llevar o traer del colegio (nuestros hijos, nuestros nietos, los sobrinos, etc.), unas actividades de ocio que realizar, y tareas del hogar como limpiar, comprar y cocinar. Además, puede ser que estemos pendientes del cumpleaños de un familiar o un amigo, por lo que tendremos que acordarnos de felicitarlo y comprarle un detalle. Todas estas cosas que tenemos en mente precisan de las funciones ejecutivas. Habremos de estimar el tiempo que tardaremos en ir a llevar a los niños, lo que tardaremos en llegar al trabajo, cual es la ruta que seguiremos, si vamos en transporte público, en coche o andando, si podemos o es imprescindible que contemos con la colaboración de alguien para alguna tarea, etc.

¿Cuáles son las funciones ejecutivas que utilizamos?

Así, las funciones ejecutivas que más utilizamos son las siguientes:

  • Memoria de trabajo. Digamos que es el primer filtro. Retenemos una serie de estímulos para poder manipularlos mentalmente. Por ejemplo, cuando nos dicen una matricula y debemos apuntarla. O cuando vamos a buscar a un compañero de trabajo para decirle algo que nos acaba de decir el supervisor.
  • Planificación. Si he de hacer varias tareas, primero tendré que organizar en qué orden las haré o por donde empezar, para poder realizarlas. Es como cuando cocinamos un bizcocho: primero tendremos que disponer todos los ingredientes, precalentar el horno y tener a mano un medidor, un batidor, etc. Posteriormente, deberemos seguir las instrucciones de la receta, seguir los pasos , aquí es donde entra en juego la seriación, que es la capacidad para organizar los pasos para realizar una tarea correctamente.
  • La capacidad de inhibición también es fundamental. Como decíamos, el ambiente tanto externo como interno está repleto de demandas, pero no todas son importantes. Distinguir las que si lo son para atenderlas de las que no lo son es tarea de la inhibición.

  • La estimación temporal es una función que pasa más desapercibida, pero es muy relevante en el desarrollo de nuestro día a día. Saber cuanto vamos a tardar en realizar algo o que hora llegaremos si llevamos uno u otro camino es crucial para que todo pueda realizarse correctamente.
  • Pero no hay inhibición, ni planificación, ni seriación sin flexibilidad cognitiva. Esa capacidad para elegir otra alternativa cuando nuestro plan inicial no ha funcionado o algo cambia repentinamente. Esa capacidad de adaptación al cambio es a lo que llamamos flexibilidad cognitiva y es otra parte fundamental de las funciones ejecutivas.
  • Ligada estrechamente a la flexibilidad y la inhibición está la toma de decisiones. Calcular las alternativas que tenemos y elegir aquella con más posibilidades de éxito es una tarea primordial en nuestro día a día y parte de las dos funciones mencionadas y del pensamiento lógico.

Finalmente, contamos con dos funciones algo más complejas. Se trata de la ejecución dual y de la multitarea o branching. Se trata de hacer dos tareas al mismo tiempo o de ir intercalando pasos de varias tareas sabiendo en qué punto se encuentra cada una y llevándolas a buen puerto finalmente a todas. Es decir, coloquialmente, es la capacidad para hacer varias cosas a la vez. Estas funciones necesitan de todas las demás para tener éxito.

Conclusión

En definitiva, las funciones ejecutivas son un compendio de, valga la redundancia, funciones que se hacen imprescindibles para los humanos y que, cuando aparece un proceso degenerativo, se deterioran muy rápidamente. Es en ese momento cuando vemos que nuestro familiar ya no es capaz de gestionar su vida como lo ha hecho siempre y que precisa de mayor ayuda. En este sentido, la estimulación cognitiva y funcional, jugarán un papel crucial en el avance de este deterioro, ralentizándolo lo máximo posible y buscando generar alternativas para aquellos procesos que están más deteriorados.

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