Dado el incipiente número de adultos con daño cerebral adquirido desde Manava hemos querido con este artículo, proporcionar una visión general sobre este tema, donde podáis conocer mejor qué es, qué afecta y cuales son las causas más comunes.

Cuando oímos hablar de Daño Cerebral Adquirido, de lo que nos están hablando es de personas que sufren una lesión, súbita en su mayoría, en las estructuras cerebrales; que da lugar a una disminución de su salud y calidad de vida. Las secuelas motoras son las más visibles y destacables, aunque también existen otros trastornos asociados como la sensibilidad,   lenguaje, esquema corporal,  parálisis (flácida, espástica), y en algunos casos, deterioro cognitivo que  cursa con disfunción ejecutiva, deficiencia en la atención, deterioro de la memoria, y labilidad emocional.

Las causas más frecuentes de dicha patología en su mayoría son accidentes cerebrovasculares (ACV) y también traumatismos craneoencefálicos (TCE). Aunque también existen otras causas como los tumores cerebrales, anoxia o hipoxia cerebral.

Los ACV son cuadros clínicos a raíz de una interrupción, normalmente repentina, del flujo sanguíneo en una región del cerebro, dando lugar a una isquemia y una pérdida de la función de la que fuese responsable esa área del cerebro afectada.

Los TCE se caracterizan por la absorción brusca de gran cantidad de energía. La lesión más habitual es la contusión por golpe y contragolpe, también las contusiones por el roce con las estructuras óseas de la base del cráneo y la lesión axonal difusa. Suelen cursar inicialmente con la formación de edema cerebral y pérdida de conciencia. La profundidad de la pérdida de conciencia y la duración de la misma son dos de los marcadores principales para establecer la severidad del daño cerebral.

La anoxia o hipoxia cerebral se refiere a la ausencia o disminución de oxigenación del cerebro por un intervalo de tiempo determinado, lo que provoca la muerte neuronal de parte del tejido cerebral. Cuanto más tiempo pase el cerebro sin oxigeno mayor será el daño causado.

Los tumores cerebrales causan daños en el tejido circundante al tumor. Otras causas pueden ser encefalitis, meningitis o absceso cerebral.

 

Los factores claves que nos servirán para guiarnos en un pronóstico principalmente serán cuatro:

La gravedad de la lesión

-La causa de la lesión

-La comparación entre funciones afectadas y funciones preservadas

-Variables propias del paciente

 

La gravedad de la lesión está relacionada con la cantidad de tejido neuronal dañado, es decir, a la extensión de la lesión y la reversibilidad del daño. Los marcadores más fiables para estimar la gravedad del daño cerebral son: el grado del coma (determinado por la escala Glasgow), el tiempo de duración del coma y la duración de la amnesia post-traumática (APT). Cuanto mayor sea el grado de coma, más prolongado sea el mismo y mayor tiempo abarque la APT, mayor severidad del daño cerebral, por lo tanto más secuelas y mayor severidad del daño, por lo cual más difícil su recuperación.

En cuanto a la comparación entre funciones afectadas y preservadas, el nivel de afectación viene determinado por la causa de la lesión cerebral y su localización, dependiendo del área afectada se verán afectadas las funciones de las que se encargue dicho área.

Y por supuesto las variables independientes de cada paciente, teniendo mejor pronóstico los pacientes más jóvenes,  siendo de esperar una evolución más positiva entre los que tuvieran una buena rutina intelectual y física. Pero además factores como disponer de un apoyo emocional y  social, junto con un entorno estimulante son claves en la recuperación, así como la personalidad previa del paciente.

 

Pero junto con estos factores, hay otro factor clave en la evolución del paciente y es el programa de rehabilitación. Éste debe iniciarse lo antes posible, ya que se ha demostrado que en los pacientes que reciben un tratamiento temprano existe una mejor recuperación funcional. Pero casi más importante que este factor, es el programa de rehabilitación en sí, ya que es clave que se aborde de una manera INTEGRAL  y MULTIDISCIPLINAR abordando desde distintos profesionales de manera coordinada y conjunta distintas áreas de funcionalidad del paciente, además debe ser INDIVIDUALIZADO, es decir que el programa esté diseñado para un paciente en concreto cubriendo todas sus necesidades específicas del paciente y su familia.

La rapidez de intervención del programa de rehabilitación es clave porque esta enfermedad no es estática, si no que pasa por diferentes fases que requieren de un programa de neurorrehabilitación que cumpla unas características específicas que hayan demostrado su eficacia para cada etapa. Este programa, como ya hemos dicho antes debe ser multidisciplinar, es decir debe abarcar la rehabilitación cognitiva, terapia de fisioterapia, logopedia y terapia ocupacional.

Las fases de evolución del DCA son:

Periodo agudo: Corresponde al periodo en el que el paciente aún está en el hospital. Los objetivos primordiales de este periodo son el control del entorno evitando el exceso de estimulación y la desorientación del paciente.

Periodo subagudo: Tras el periodo de riesgo para el paciente, es cuando entra en funcionamiento de manera importantísima el programa de neurorrehabilitación, intentando iniciarlo lo mas brevemente posible y cumpliendo las características de las que hemos hablado antes. (Individualizado, integral, especializado y multidisciplinar).

Periodo crónico: En esta etapa es en la que toman vital importancia trabajar con un buen programa las actividades de la vida diaria (AVD). Además de empezar con la intervención de programas de apoyo como musicoterapia, cocina, estimulación cognitiva y talleres en los que trabajar la comunicación, conducta y las emociones.

 

El programa de neurorrehabilitación se trazará a partir de las características  físicas y cognitivas de cada fase, englobando al paciente en un programa que cuente con los cambios que va a sufrir a lo largo de estas etapas, así como con modificaciones diarias dependiendo de la efectividad individual.

Tan importante es implantar un tratamiento efectivo al principio, como ir viendo los cambios en el paciente y modificar lo necesario para  que cubra las necesidades individuales de cada persona, además igualmente importante es el marcar unos objetivos terapéuticos y funcionales, que nos permitan ver en plazos cortos la evolución, ya que cuanto más a largo plazo nos planteemos el tratamiento más fácil será perdernos, estos objetivos nos sirven de guía y motivación. Todo esto para otorgar al paciente el mejor estado y calidad de vida posible.

 

 

 

 

 

 

Post escrito por Teresa Lorenzo.

Fuente de información: Federación Española de Daño Cerebral